Rezar de todas las formas—tres maneras de empezar

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HE VIVIDO Y TRABAJADO muchos años en un “pueblo monasterio” con muchas colinas, en el sur de Indiana: St. Meinrad. Es aquí donde he aprendido las diversas maneras de rezar. Pero más aún, he aprendido los beneficios de una disciplina de oración y la necesidad de una actitud de oración. Como enseñaba uno de mis amigos monjes en el seminario: “Hasta que no estés convencido de que la oración es la mejor manera de usar tu tiempo, no vas a encontrar tiempo para rezar.”

Este artículo ofrece tres diferentes “estímulos” para encontrar tiempo para la oración, para encontrar tiempo para “rezar siempre” orando de “todas las formas”. Ellos son: rezar la Liturgia de las Horas; rezar a Nuestra Señora de Guadalupe; y una actitud de oración Afro-Americana.

Esta combinación de motivos es en sí misma bastante diversa, lo sé, pero tiene la intención de dar el tono para expandir nuestras posibilidades de oración. Tengo la esperanza de que este artículo te inspire para ver nuevos horizontes y prácticas y también para adquirir una actitud con energía renovada hacia la oración. Ojalá nos de a todos “permiso” para tomar prestados, adaptar y adoptar métodos de oración comprobados por nuestra amplia familia cristiana.

Pero primero déjame decirte un poco más acerca de dónde viene todo esto.

Allá abajo en el valle

Al pie de la colina del monasterio está el tranquilo y pintoresco pueblito que “el tiempo no puede mejorar”, para tomar prestada una descripción divertida. La gente del pueblo de St. Meinrad es de una naturaleza bastante homogénea—en su mayoría blancos, en su mayoría Católicos Germano Americanos. Es una comunidad de cristianos que rinden culto y rezan en formas tradicionales Católicas: en la misa del domingo, a las comidas, recitando el rosario, haciendo novenas, las Estaciones de la Cruz, visitando al Santísimo Sacramento, asistiendo a las devociones Marianas. La gente del pueblo reza de manera devota, ferviente—y frecuente.

En la cima de la colina está el monasterio y seminario Benedictino conocido como St. Meinrad Archabbey. En su historia de150 años, ha visto—en contraste con el pueblo de abajo—una notable infusión de diversidad. Y si bien podría decirse que los 300 y tantos monjes y seminaristas son “en su mayoría blancos” existe una rica y amplia mezcla en su conformación de Hispano/Latinos, Asiático Americanos, y Afro Americanos, como también otras etnias y ascendencias.

La comunidad de monjes y estudiantes venera y reza en formas Católicas familiares y tradicionales, por supuesto, pero al mismo tiempo se puede ver que tiene lugar una infinidad de formas de oración y prácticas. La escuela de teología celebra su liturgia en español un día por semana; los monjes cantan a coro los salmos repetidas veces cada día y noche; en ocasiones hay una liturgia Oriental; los estudiantes hacen peregrinaciones y devociones Marianas; las tradiciones y ceremonias litúrgicas se estudian y practican ampliamente; en la capilla se puede ver a personas solas y en pequeños grupos en veneración. La comunidad no sólo recibe bien y respeta estos diferentes estilos de oración y celebración, los alienta. Y, como la comunidad parroquial del pueblo del valle, los monjes y estudiantes rezan devota, fervientemente—y frecuentemente.

Más aún—y pienso que esta es la clave—la gente del pie de la colina y la gente de la cima de la colina tienen una conexión y un vínculo espiritual. Se observan mutuamente, sus caminos se cruzan a menudo, respetan mutuamente sus estilos de vida y estilos de oración. Saben que hay algo en que todos ellos son uno: Están, todos juntos, buscando a Dios. De maneras tan únicas e individuales como cada uno de sus miembros, la gente del pueblo y la comunidad monástica y del seminario están respondiendo al llamado de Cristo a “orar siempre sin desfallecer.”

A continuación, entonces, hay sólo tres senderos de oración—tomados de estos ejemplos vivientes de gente fiel orando en todas las formas. Los monjes, los seminaristas, y la gente que vive al pie de la colina tienen mucho que enseñarnos acerca de la oración, creo. Y voy a ofrecer sólo una pequeña muestra de sus vidas de oración.

A la manera de los monjes: La Liturgia de las Horas

Los monjes de St. Meinrad Archabbey encuentran tiempo para la oración—porque se hacen el tiempo para la oración. El proverbio Benedictino Ora et labora, “oración y trabajo,” está en el centro de su sagrada regla de vida.

Los monjes rezan el “Divino Oficio,” un término alternativo para la Liturgia de las Horas, con gran fidelidad, y lo hacen de generación en generación. Su aspiración final es la consagración de cada momento, cada pensamiento, palabra, y acción a Cristo. Y el Divino Oficio se ha convertido en la práctica de oración fundamental de la comunidad monástica.

La Liturgia de las Horas es esencialmente una “ronda ordenada” de oración en común. Sigue los ritmos del día, los ritmos de las estaciones, los ritmos de los siglos. Hay un total de siete oficios u horas de oración en común en la tradición Católica Romana:

• Maitines o Vigilia—Oración nocturna

• Laudes—Oración al amanecer

• Tercia—Oración al promediar la mañana

• Sexta—Oración del mediodía

• Nona—Oración a media tarde

• Vísperas—Oración vespertina

• Completas—Antes de dormir

La Liturgia de las Horas es principalmente una oración de alabanza y súplica, y los salmos son el núcleo de esta forma de oración. Estos salmos capturan la totalidad del ámbito de la experiencia humana, con cánticos bíblicos de súplica, lamentación, agradecimiento, alabanza, queja, confianza.

El Hermano Francis Wagner, O.S.B. monje de Saint Meinrad escribe: “En conjunto, como cintas alrededor de un paquete, la Liturgia de las Horas enlaza nuestros días y noches, todo lo que contienen, y todo lo que Dios nos ha dado, mientras ofrecemos, a nosotros y al mundo, alabanza, agradecimiento y la esperanza de volvernos eternamente santos y dignos de aceptación en la presencia de Dios.”

Sin importar el origen étnico o antecedentes religiosos que uno tenga, estas oraciones de los salmos dan a los que rezan la oportunidad de expresar el más amplio rango de pensamientos y actitudes y aspiraciones. Y debido a la intensidad de estos salmos, uno puede manifestar a Dios los más profundos sentimientos del alma y del corazón.

La Liturgia de las Horas nunca estuvo dirigida solamente a los monjes y al clero. En realidad, es una forma de oración compartida por cristianos comunes y corrientes desde los primeros siglos hasta nuestros días. Nos invita fervientemente a unirnos.

Devociones a Nuestra Señora de Guadalupe

El autor Octavio Paz escribió con tono irónico: “El pueblo mexicano, después de más de dos siglos de experimentos, tiene fe solamente en la Virgen de Guadalupe y la Lotería Nacional”. La clase de fervor sobre la que escribe está aquí, dentro y alrededor de St. Meinrad. María es la santa “obligada” para tantos.

La ferviente devoción a Nuestra Señora de Guadalupe tiene una historia larga y creciente de enriquecimiento de la fe. En 1961 el Papa Juan XXIII invocó a Nuestra Señora de Guadalupe como “Madre de las Américas”, refiriéndose a ella como “Madre y Maestra de la Fe de Todos los Pueblos Americanos.” Y el Papa Juan Pablo II visitó dos veces el santuario mexicano donde la Virgen María, sólo 40 años después de la época de Colón, se apareció a un joven indígena convertido al cristianismo llamado Juan Diego.

Una de las creencias principales de la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe es rezar a María pidiendo su intercesión. María es nuestra intermediaria, nuestra defensora, nuestra Madre. Ella es, según un seminarista Hispano, “como la mamá de todos nosotros.”

Muchos católicos hacen peregrinajes a la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México y a otras iglesias en todo el mundo para honrar a Nuestra Señora. Algunos caminan durante días para ir al santuario nacional para la festividad del 12 de diciembre, algunas personas caminando de rodillas en agradecimiento por favores recibidos a través de la intercesión de María. Los fieles creen que siempre que llega el sufrimiento, Nuestra Señora está allí, escuchando nuestras plegarias. Ellos se hacen eco de las palabras de los Beatles: “Cuando me encuentro en tiempos difíciles, María, la Madre, viene a mí, diciendo palabras sabias, déjalo.”

Podemos, también nosotros, creer en las palabras de María al indígena mexicano: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y protección?” Con la aparición de María, no como una madonna Europea, sino como “la Virgen Morena”, hablando a Juan Diego en su propio idioma, María se volvió real. Es por ello que los cristianos de todas partes pueden clamar a María como nuestra Madre, una que habla nuestro idioma y va a interceder por nosotros.

A continuación, una preciosa y poderosa oración para incluir en tu búsqueda para “rezar de todas las formas”: Nuestra Señora de Guadalupe, rosa mística, intercede por la iglesia, protege al Santo Padre, ayuda a todos los que te invocan en sus necesidades. Porque eres la siempre Virgen María y Madre del Dios verdadero, consigue para nosotros de tu santísimo Hijo la gracia de una fe firme y esperanza segura en medio de la amargura de la vida, como también un amor ardiente y el precioso don de la perseverancia final. Amén.

Una actitud de oración Afro Americana

La oración, como sabemos, trasciende todas las culturas, razas y tradiciones. Aún así, el legado histórico de los cristianos Afro Americanos tiene mucho para ofrecer a cualquier otra cultura y raza y tradición religiosa. Porque es una tradición religiosa de entusiasmo. Y sí, es un entusiasmo esperanzado que ha surgido y se ha elevado desde el sufrimiento y la añoranza.

Durante la época de la esclavitud, a muchos esclavos se les negaba la libertad de la práctica religiosa. Y aún así muchos se las ingeniaban para aferrarse a prácticas religiosas expresivas, como la danza, ritmos africanos, cantar con entusiasmo, dar gritos de alabanza. Es creencia de este autor que todos los cristianos podrían beneficiarse aprendiendo la lección de nuestros hermanos y hermanas Afro Americanos, exteriorizando nuestras prácticas de la fe, y nuestra misma fe, de manera más expresiva y entusiasta. Nos vendría muy bien agregar nuestros propios “amén” claramente, como testimonio de nuestras creencias.

El estilo de oración de los Afro Americanos podría ser descripto como un estilo joven y verdaderamente enérgico, a menudo con los brazos extendidos y en movimiento, imbuyendo auténtica pasión a la oración. Ciertamente, parafraseando un mensaje de San Juan de la Cruz, le haría bien a nuestra oración darnos cuenta de que “donde no encuentras entusiasmo, pon entusiasmo y lo encontrarás.”

Todos podemos agregar un sonoro “amén” a esta oración Afro Americana de súplica a nuestro Padre: “Y que podamos acudir a Ti de manera tal que nos convenza de que Tú eres un Dios que escucha y responde a las oraciones; y tuyas serán las alabanzas, para siempre. Amén.”

La búsqueda de Dios

Este artículo se ha referido sólo a unos pocos métodos y prácticas valiosos de oración. No hay nada aquí acerca de las oraciones de la Misa, la Oración a Jesús, la meditación, lectio divina (lecturas sagradas) y otras. ¡Tampoco se mencionan otras aproximaciones creativas a la oración, como “Orando en el Burger King” o “La Plegaria de la Siesta”! Y aún así ruego para que los pensamientos aquí compartidos te ayuden en tu búsqueda diaria de glorificar a Dios siempre y de todas las formas.

Linus Mundy es el editor de Abbey Press. Ha escrito extensamente para publicaciones religiosas, incluyendo libros sobre los místicos del desierto, San Benito, y caminatas de oración. Con largos años de trabajo en St. Anthony Messenger Press, Mundy es director fundador de CareNotes y PrayerNotes, impresas por Abbey Press.

Traducido del inglés por Mónica Krebs. El contacto con ella es a través de la editorial, TrueQuest Communications. Todos los derechos reservados por la editorial.

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