Benditos somos los que consolamos a los dolientes

Share This
Imprimir Agrega tu Evento

Mi amigo Brandon murió en Afganistán en la primavera de 2010. Era la semana de exámenes finales cuando otro amigo llamó para decirme que a Brandon le había disparado un francotirador. Su comandante dijo que habían señalado a Brandon porque estaba haciendo mejoras en la aldea y creando conexiones con líderes de tribus locales. Él había elegido el Cuerpo de Marines (U.S. Marine Corps) para estar en el campo con sus hombres y hacer del mundo un lugar mejor. Murió haciendo eso, justamente.

Matthew Kuczora, C.S.C. en la bendición del ataúd de su amigo Brandon.
Matthew Kuczora, C.S.C. en la bendición del ataúd de su amigo Brandon.
A pesar de todo el dolor que me causó la muerte de Brandon, en cierto modo me ayudó a confirmar mi nueva vida como miembro de una comunidad religiosa.

¿Cómo ganarse la vida con el servicio?

Brandon y yo habíamos crecido juntos, y después de la escuela secundaria él se fue a la Academia Naval de los Estados Unidos (U.S. Naval Academy) y yo a la Universidad de Notre Dame (University of Notre Dame). Nos visitábamos mutuamente en la universidad. En esa época la vida religiosa y el sacerdocio eran las cosas más alejadas de mi mente. Ciertamente, la fe era importante para mí. Yo crecí yendo a misa todos los domingos, pero nunca fui monaguillo y aún hoy no puedo rezar un rosario sin la ayuda de un libro de oraciones.

Fui a la universidad para estudiar economía, conocer a una chica fantástica, ganar un montón de dinero, y terminé graduándome como contador. Pero si bien mis notas eran buenas, no tardé en darme cuenta de que eso sencillamente no era para mí. Cuando me detuve a pensar qué era importante y qué me daba real y profunda alegría, recordaba repetidamente las épocas en que había trabajado en servicio.

Matthew Kuczora, C.S.C. (centro) en la primera Misa de un amigo.
Matthew Kuczora, C.S.C. (centro) en la primera Misa de un amigo.
Cuando estaba creciendo, en mi casa no rezábamos juntos el rosario, pero nos alentaban a desarrollar una sana preocupación por los pobres. Conservé esa preocupación cuando estaba solo en la universidad, y me puse el objetivo de hacer algún tipo de trabajo de servicio cada semestre. Fui tutor y entrenador voluntario durante el año. Un verano fui maestro de niños de escuelas de bajos recursos con los jesuitas. Otro verano trabajé en microfinanciamiento con un grupo del tercer sector en San Antonio. Cuando lo recuerdo, ese trabajo en San Antonio probablemente fue un último esfuerzo para tratar de integrar el llamado al servicio con mi educación para los negocios, y aún así no fue suficiente.

El mejor consejo que recibí: "Fíjate en los libros que conservas al final del semestre, y cuáles revendes." Me deshacía rápidamente de los textos de contabilidad, pero conservaba los libros sobre los santos, ética sexual, y justicia económica, de las clases de teología que tomaba. Allí es donde estaba mi corazón--pero ¿cómo podría ganarme la vida con el servicio? ¿Cómo podía combinar mi amor por el trabajo con los pobres y la fe con la enseñanza, el ministerio transcultural, la historia, hasta los negocios? Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que la respuesta se encontraba al final del pasillo.

Quiero a estos tipos como amigos

Los sacerdotes religiosos de la Congregación de la Santa Cruz (Congregation of Holy Cross) de Notre Dame y los jesuitas que conocí en Nueva York eran diferentes de los que había conocido en las parroquias comunes de los pueblos del Medio Oeste donde había crecido. Había una alegría que se podía saborear en la forma en que vivían su sacerdocio y la vida comunitaria que lo sostenía.

Matthew Kuczora, C.S.C. con sus amigos (extrema izquierda) en la puerta del Moreau Seminary en Notre Dame, Indiana.
Matthew Kuczora, C.S.C. con sus amigos (extrema izquierda) en la puerta del Moreau Seminary en Notre Dame, Indiana.
Al final del primer año yo estaba todavía bastante confundido en cuanto a qué hacer. Afortunadamente, tenía buenos amigos y familia para ayudarme, pero también tenía la bendición de tener sacerdotes de la Santa Cruz en el dormitorio, uno como rector y otro que era profesor de ciencias políticas residente. Me enteré de que en la Santa Cruz estaban haciendo toda clase de cosas como sacerdotes: trabajando en ministerio con los hispanos, en arte, medicina, parroquias, albergues para los sin techo, misiones en el extranjero--de todo. Los mejores de estos eran tipos con los que querría ser amigo si los encontraba en una oficina o en los dormitorios. La alegría con que vivían sus vidas y la diversidad de los ministerios en que estaban participando, todos apoyados por una comunidad real de hermanos, eran algo sumamente atractivo para mí.

Terminé haciendo un año de servicio voluntario después de la graduación para continuar el discernimiento, pero después de eso pensé que lo probaría, por lo menos por un año.

Al empezar mi último semestre del seminario, cinco años más tarde, puedo mirar atrás y decir que ha sido bueno. Tengo que admitir que ha habido un largo proceso de celibato "en duelo" para mí. Honestamente, me siento llamado a él, especialmente porque me permite estar disponible para Dios y el prójimo a través de la oración y el ministerio, pero es cierto que hay un duelo implícito por el camino no tomado.

No obstante esto, han habido muchas más alegrías. Estoy tomando las clases que secretamente ansiaba. Tengo tiempo para la oración y la reflexión. He tenido la posibilidad de trabajar en una parroquia en México, un orfanato en Honduras, y de enseñar a un curso de nivel universitario que viajó a la India.

Todas esas experiencias fueron geniales--pero fue una sensación totalmente diferente cuando la mamá de Brandon me pidió que condujera su funeral. Brandon era católico, pero su familia no quería hacer el funeral en una iglesia y me preguntaron si podía ayudar.

Es ahora o nunca

La oración en una tranquila capilla y el cálido sentimiento de ayudar a la gente que lo necesita son buenas herramientas de discernimiento, pero ésta fue una confrontación intensa con la realidad que tenía frente a mí. ¿Acepto este ofrecimiento y la pregunta mayor de esta vocación, o realmente no es lo correcto para mí?

Matthew Kuczora, C.S.C. (arriba) renueva sus votos y (izquierda) con un joven amigo en Honduras.
Matthew Kuczora, C.S.C. (arriba) renueva sus votos y (izquierda) con un joven amigo en Honduras.
Yo nunca había "hecho" un funeral antes, mucho menos el funeral de un amigo. Por supuesto le dije a la mamá de Brandon que lo haría, y me dediqué de lleno a prepararme para ello. De alguna manera me las arreglé para que celebrásemos la vida de Brandon, agradeciésemos a Dios por los días que tuvimos con él, y pidiésemos a Dios que lo reciba en sus brazos y consuele nuestros corazones acongojados.

En el servicio junto a la tumba, cuando los Marines dispararon un saludo final y le dieron la bandera a la mamá de Brandon, pasé un momento terrible, angustioso, pero nunca estuve tan contento de estar en la vida religiosa. No intenté ofrecer ninguna respuesta, pero el solo hecho de estar allí como religioso fue diferente de mi papel como amigo. La gente esperaba que yo los dirigiese en la oración y les hablase acerca de la muerte y el sufrimiento, la resurrección y el amor de Dios. Me sentí honrado por la forma en que la gente venía a mí, buscando encontrar a Dios en esta tristeza y qué importante era para ellos encontrar alguna señal de esperanza en mí. Me asombró la forma en que Dios me dio la fuerza para encontrar palabras, cuando pude, y para llorar silenciosamente con la gente cuando no había palabras.

Todos los años de discernimiento y todas las clases me ayudaron a conocer el servicio de amor, y pude sentir en mi corazón que el sacerdocio en la Santa Cruz era lo correcto para mí, pero caminando con la gente a través del funeral de Brandon fue la primera vez que realmente experimenté lo que significa la vida religiosa y el sacerdocio. Eso me da fuerza y alegría para tomar los votos definitivos en agosto de 2011, sabiendo que es a lo que Dios me está llamando y qué maravillosa y necesaria es esta vida.

Matthew Kuczora, C.S.C.Matthew Kuczora, C.S.C. ingresó a la Congregation of Holy Cross en 2006 y actualmente está estudiando en el Moreau Seminary en South Bend, Indiana en preparación para la ordenación al sacerdocio.

Comentarios

SOCIAL

Síguenos

CALENDARIO

Haz clic en una fecha del siguiente calendario para ver los eventos vocacionales que se realizarán ese día.